Vintilă Horia es, sin duda, una víctima más del clima de hostilidad que el mundo ha conocido tras las acontecimientos bélicos de la Segunda Guerra mundial. Su trayectoria literaria, tanto novelística como ensayística, aborda el tema, nada fácil, del exilio como herramienta para la salvación humana. El exilio horiano, que el autor rumano vive en la España franquista, se refleja en su producción narrativa deforma evidente. Su última novela, Un sepulcro en el cielo (1987), diario apócrifo de El Greco, es la representación fiel de los valores hispánicos. Gracias a éstos el autor rumano reconoce e interpreta su proprio exilio como recurso para alcanzar un nivel de trascendencia que todo exiliado necesita. A través de una peculiar representación del espacio de exilio, Vintilă Horia se adueña de la figura de El Greco, otro exiliado que como él mismo, viaja hacia Occidente y termina encontrando cobijo en España. Esto otorga al país ibérico el papel de único refugio posible, tierra de valores cristianos que no se someten a la hostilidad de la historia. Asimismo, gracias a un proceso de “fusión mítica” el autor expresa su idea de la novela como técnica del conocimiento, y reutiliza la figura del pintor cretense para entender, metabolizar y, finalmente aceptar su destino de exiliado.
“Dondequiera que vayan mis ojos” Un sepulcro en el cielo, l'ultimo romanzo di Vintilă Horia
CERULLO L
2017-01-01
Abstract
Vintilă Horia es, sin duda, una víctima más del clima de hostilidad que el mundo ha conocido tras las acontecimientos bélicos de la Segunda Guerra mundial. Su trayectoria literaria, tanto novelística como ensayística, aborda el tema, nada fácil, del exilio como herramienta para la salvación humana. El exilio horiano, que el autor rumano vive en la España franquista, se refleja en su producción narrativa deforma evidente. Su última novela, Un sepulcro en el cielo (1987), diario apócrifo de El Greco, es la representación fiel de los valores hispánicos. Gracias a éstos el autor rumano reconoce e interpreta su proprio exilio como recurso para alcanzar un nivel de trascendencia que todo exiliado necesita. A través de una peculiar representación del espacio de exilio, Vintilă Horia se adueña de la figura de El Greco, otro exiliado que como él mismo, viaja hacia Occidente y termina encontrando cobijo en España. Esto otorga al país ibérico el papel de único refugio posible, tierra de valores cristianos que no se someten a la hostilidad de la historia. Asimismo, gracias a un proceso de “fusión mítica” el autor expresa su idea de la novela como técnica del conocimiento, y reutiliza la figura del pintor cretense para entender, metabolizar y, finalmente aceptar su destino de exiliado.I documenti in IRIS sono protetti da copyright e tutti i diritti sono riservati, salvo diversa indicazione.